¿QUÉ ES ESTO DE SER UN GRAN CIENTÍFICO?
*En reacción a “La última palabra” de mi profesor José Zaa.
Cuando era una niña de 8 años,
bajo mis recuerdos no es hace mucho, me imaginaba siendo una “gran científica”:
con un microscopio, un telescopio, una libreta de apuntes, lentes y una bata
blanca.
En mi imaginación descubría
muchas cosas, como seres extraños de este mundo que al ser tan pequeños solo yo
los podía ver bajo el microscopio y por otro lado me envolvía en mi mundo soñado
de astrónoma y descubría planetas, estrellas, cometas, seres de otros mundos…
Han pasado bastantes años,
algunas cosas han cambiado, entre ellas que ya no soy una niña, no tengo un
microscopio, la libreta de apuntes no es como la que imaginaba, ya no uso
lentes (porque me operé) y no hay un bata blanca que me identifique como lo que
dice el título de esta entrada, una “gran científica”, es más, habría que
quitarle lo de “gran”… y bueno, siendo honesta, supongo que también lo de
“científica”. Lo bueno es que el telescopio sobrevivió a mi imaginación y
existe, lo malo es que aún no descubro ningún planeta nuevo, ni estrella y
tampoco seres vivos más raros que los que conozco de mi vida diaria, ¿esto
confirma que no soy la “gran científica” que soñaba?
Pero entonces, si no cumplir lo anterior es una
muestra de que muchos a los que nos gusta las “cosas científicas” no somos
científicos entonces ¿qué significa eso de ser científico?... ¿no será que todo
aquel que empiece a hacerse esta pregunta ya tiene algo de científico?, no
necesariamente debemos estar locos, bueno yo sí lo estoy, pero considero que
todos tenemos la necesidad imperiosa de andarnos preguntando el por qué de
todo, los niños son un claro ejemplo, a todo preguntan ¿y por qué?, entonces
¿cuándo fue que dejamos de preguntarnos el por qué?, ¿será entonces que sin
saberlo todos llevamos un científico que está ahí dentro de nosotros esperando
a ser llamado para salir al exterior?
Uno de mis más ilustrados maestros de doctorado, mi
querido profesor José Zaa, en una de sus cavilaciones sobre la investigación,
nos compartió una reflexión sobre “La última palabra”, en donde muestra su
postura respecto del mundo del conocimiento: ¿quién tiene la última palabra en
ciencia? Y la respuesta a la que llega doctamente es que nadie la tiene, pues
si así fuera todo sería tan vano, tan vacío, tan aburrido. Una de mis
compañeras, Elisabeth, respecto de esto expresó algo muy importante: mientras
el ser humano exista y tenga la capacidad de pensar, la última palabra en ciencia
nunca será dicha.
Si bien concuerdo con lo anterior, quiero acotar algo
más, no solamente los seres humanos pensamos y sentimos, pues todos los seres
vivientes tienen esa capacidad, pero también me lleva a la reflexión lo
expresado por Albert Einstein “Cada día sabemos más y entendemos menos”, y es
que quizá en nuestra insaciable sed de conocimientos seguimos pretendiendo
conocer más de algo pero no nos preocupamos realmente de entender eso que
empezamos a conocer. Esto contrastado en nuestra vida diaria es quizá la causa
de muchas de nuestras equivocaciones con las demás personas: creemos saber más
de alguien pero no la entendemos, es más ni siquiera nos preocupamos de
entenderla porque para eso hace falta precisamente querer saber más.
Por tanto, esto de ser “científicos”, en mi opinión
personal, no consiste en la búsqueda de llegar a tener la “última palabra”, en
lo que concuerdo con mi maestro Zaa, tampoco de generar paradigmas en el
conocimiento, peor aún de poner en el ring a quién tiene la razón y a quién no
la tiene basada solamente en mis constructos mentales, sino de ejercer el rol
más importante para el ser humano y sin embargo, irónicamente, el que menos le
importa a la naturaleza para existir por ella misma: razonar.
Y al fin, no sé si pensar en estas cosas me hace ser
aquella científica de mis sueños de niña… Pero ¿Por qué no?